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La recompensa que hace historia

03 de Junio de 2019

El Textil Escudo B consiguió el premio al intenso trabajo de una larguísima temporada que se prolongó desde agosto hasta junio y que permitirá al filial competir la próxima temporada en Primera Regional.

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Texto de Óscar Arcones

Una liga con cuarenta partidos impide que la fortuna pueda ser considerada como un factor decisivo a la hora de que los objetivos se cumplan, teniendo en el esfuerzo diario en cada entrenamiento y en el rendimiento en los encuentros la receta en la que confiar. Con la suerte se puede ganar un partido, dos o hasta cinco, pero es con el trabajo con el que se consigue llegar dependiendo de uno mismo al momento decisivo.


La del 1 de junio era una fecha marcada en el calendario de un equipo que ante los suyos no podía permitirse fallar. Pero para llegar con aspiraciones y dependiendo de uno mismo...hay que volver la vista atrás y recordar todas las vicisitudes, los altibajos sufridos en la temporada en la que el Textil Escudo apostó por un filial en Segunda Regional que se batiera el cobre con rivales repletos de jugadores experimentados que iban a poner a prueba el esfuerzo constante de un grupo muy joven pero sobrado de ambición.


El ascenso se marcó como objetivo y para ello se empezó a trabajar, configurando una plantilla con una base de futbolistas formados en las categorías inferiores del club y refuerzos de otros jugadores que llegaron para aportar el plus de ambición al equipo. A lo largo de un curso tan largo suceden todo tipo de situaciones, con futbolistas que promocionaron al primer equipo, pero siempre miraron de reojo al filial y se mostraron dispuestos a ayudar cuando era necesario. Otros alternaron convocatorias e incluso doblaron esfuerzos en el fin de semana, debutando en Tercera División y mostrándose competitivos en sus esfuerzos en Segunda Regional, sabiendo aprovechar cada instante en que resultaban privilegiados por ser alineados por el Textil Escudo.


Las mayores tristezas llegaron con las lesiones graves que impidieron a algunos disfrutar jugando al fútbol, pero el sentimiento de pertenencia al grupo estuvo por encima de todo y ellos también se han sentido importantes, animando desde la grada, en el vestuario o con mensajes oportunos cuando flaqueaban las fuerzas. Para suplir a esos jugadores lesionados y a otros que decidieron dejarlo y cuyo esfuerzo se agradece porque también ha ayudado a llegar hasta aquí, acudieron otros, algunos regresando al club de su vida para reencontrarse con amigos en el vestuario, para volver a engrandecer esa camiseta con la que empezaron desde muy pequeños. Y siempre al servicio estuvo un juvenil con unos componentes preparados para dar sus primeros pasos en la categoría senior y que refuerzan el proyecto de cantera, seña de identidad irrenunciable del club.


 Algunos no pudieron estar en el partido decisivo, porque sus trabajos les reclamaron a demasiados kilómetros de distancia, pero su corazón estaba en el Juan María Parés Serra y su aliento ayudó a conseguir la victoria decisiva. Hablamos de jugadores, pero también de técnicos, porque la fortuna para este equipo es haber conseguido conformar un grupo comprometido, dispuesto a renunciar durante meses a muchos momentos privados para seguir en la aventura de formar parte de este proyecto, respaldado por una directiva segura de las posibilidades del grupo.


Y junto a ellos, desde fuera, en la grada y en los viajes, sin que la climatología haya sido un inconveniente, han compartido ilusiones y confidencias, han sido paño de lágrimas o reprimidor de euforias, han estado aconsejando y ayudando... Ellos son la afición, formada por esos familiares y amigos convertidos en la más fiel hinchada, compañeros de aventuras y kilómetros por toda Cantabria. Sin dorsal ni ficha federativa, pero con un protagonismo clave, los abrazos y besos recibidos cuando el árbitro pitó el final, son la recompensa que buscaban, creando afición para seguir creando equipo.


Y cuando se llega al momento clave con un grupo tan compacto todo fluye, y a las 21:00 del primer día del mes de junio de 2019, con el objetivo al fin cumplido, es momento para liberarse, para sonreir, para disfrutar...Y para decir GRACIAS a Ángel, David, Kun, Caso, Adrián, Pepito, Mochilo, Chiki, Fidel, Jorge, Lombi, Marcos, Sergio, Cuco, Marcos, Mario, Víctor, Nano, Pablo, Quinti, Raúl, Maick, Rooney, Topo, José Antonio, Guijarro, Mesut, Marquis e Iglesias.


Porque lo creais o no...ya sois historia del Textil Escudo por el ascenso logrado, pero, sobre todo, por la ilusión despertada. El futuro es vuestro...y el presente también, tal y como habéis demostrado.




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