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Una victoria convertida en lección

28 de Agosto de 2017

El Textil Escudo venció 1-0 al Cayón en un partido muy completo de los jugadores locales, que dieron el mejor ejemplo a los cientos de canteranos que disfrutaron del encuentro.

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Aún en agosto, sin que hayan comenzado las clases, el Juan María Parés Serra de Cabezón de la Sal se convirtió, para sorpresa de muchos, en el lugar inmejorable desde el que ofrecer una lección a todos aquellos que comienzan a lucir los colores del Textil Escudo y que nerviosos iban a pisar por primera vez el campo cuando el árbitro decretara el final. Una clase magistral de competitividad, esfuerzo, sacrificio y lucha hasta la extenuación es lo que ofrecieron esos jugadores que un día fueron como Mateo, como el portero Nico, como Izan, como Adrián, como Álvaro, como David o como Manuel: pequeños soñadores vestidos con camiseta blanca, pantalón y medias negras y la inmensa ilusión de lucir los colores del Textil Escudo en cualquier campo.

 Enfrente un rival de enjundia, de esos que obligan desde el minuto 1 al 96 y medio a jugar al fútbol con toda la verdad por delante en cada balón, que no te permiten relajarte porque sabes que aprovecharán cualquier mínima concesión que se te ocurra hacer. El Textil Escudo saltó al terreno de juego con la premisa de evitar que el rival rompiera el orden establecido y se adueñara del partido, una idea similar a la que planteó un Cayón que construye desde la solidez atrás, manteniendo siempre el equilibrio en sus líneas para tratar de sacar provecho de las fisuras, por pequeñas que sean, en el planteamiento rival.

De ese modo, el primer tiempo se desarrolló entre intentos desbaratados, con el centrocampismo imperante, con el fútbol más táctico impidiendo que el talento saliera a flote, con disparos lejanos de Lavín y Chili que dejaban vislumbrar que el guardameta local Alberto se había crecido ante las miradas atentas de esos proyectos de porteros que algún día le relevarán. Pero afortunadamente el fútbol en ocasiones atenta contra el orden establecido y en Cabezón no hay revolución más contagiosa que la que genera Perujo a mil por hora, que en el 38 cayó al costado izquierdo, pegado a su banda de la grada e hizo saltar por los aires la trinchera visitante, metió un balón al corazón del área y ahí Sergio Alechiguerra paró el tiempo (luego el colegiado lo descuenta, no hay problema) y disparó tan ajustado que el poste ahogó el grito de la grada.

Con empate a cero por un maldito palo se llegó al descanso, dando paso a un arranque de segunda mitad con mayor posesión del Cayón, pero en la que el mayor peligro fue un disparo de falta directa de Lavín, envenenado por el viento, que Alberto desvió a córner. De saque de esquina llegó un cabezazo de Butra que se marchó fuera por poco y cuando se llegaba al ecuador del segundo tiempo Alechiguerra disparó con todo tras una acción en la que Guillermo dejó pasar el balón engañando a toda la zaga menos a un defensa que se interpuso en el disparo del nueve del Textil Escudo.

En estas entró Chema Torrontegui, despertando el runrún en la grada por su capacidad para generar peligro. Durante esos cuchicheos confieso que afirmé que firmaba el empate, así que a estas alturas de la crónica entenderán por qué ejerzo el periodismo como buenamente puedo en la apacible Cabezón de la Sal y no en Afganistán, aunque durante la media hora larga de juego (25 más el descuento) que Chema estuvo en el campo me sentí en Vietnam. Su primer balón en el Juan María Parés Serra fue un disparo que se marchó rozando el poste y la siguiente acción de peligro fue de nuevo un disparo del delantero del Cayón que rebotó en Dosal (¡qué partido del comillano!) y marchó a córner. Después un cabezazo desde el punto de penalti de...el mismo Chema, que Alberto detuvo, aunque la gran parada fue un minuto más tarde, ya en el 86, con un cabezazo de Lavín que el portero cabezonense detuvo en dos tiempos (pero no os preocupeis, que el tiempo fue añadido).

Yo, y alguno más aunque lo niegue, hacíamos planes con el punto que mantenía el Textil Escudo con la misma mezcla de ilusión y resignación al comprar el cupón cada mañana, sabiendo que lo normal es que no toque, pero entonces apareció Perujo en banda izquierda y en ese momento el mundo se detiene (pero se descuenta, tranquilos). A unos metros de él un balón corría al lado del marcador (yo creo que lo miró, pero igual fue una alucinación) y el cabezonense echó a correr como acostumbra. Lo controló, se internó en el área, rompió a su par y por bajo acabó con mis cábalas batiendo a Manu.

1-0 en el 87 y sufrimiento extremo hasta el final (que tardó en llegar), pero tres puntos con sangre, sudor y lágrimas en la mejor demostración de los valores del Textil Escudo, perfectamente expuesta por un equipo, el de Tercera División, que se doctoró en competitividad ante uno de los adversarios más rocosos del fútbol cántabro. Y eso no se les tiene que olvidar a quienes crecen como futbolistas en nuestro club y que tuvieron la inmensa fortuna de no faltar a clase esa tarde de domingo.

ANEXO: Olé por los reflejos de Alberto, la sobriedad de Adrián Mier, la casta de Dosal, el orden de Adri, el coraje de Aitor, la majestuosidad de Butra, el esfuerzo de Pablo Cano, el sacrificio de Bruno, el recorrido de Pablo Iglesias, el talento de Perujo, la capacidad de Sergio, el coraje de Raúl, la intensidad de Guillermo, la versatilidad de Bordas, la velocidad de Edgar, la paciencia de Pichu, y por el trabajo silencioso e imprescindible de Lobeto, Agustín, Pozueta y la Junta Directiva de este Textil Escudo y que hacen posible momentos como el del domingo 27 de agosto.

TEXTIL ESCUDO: Alberto, Adrián Mier, Dosal, Adri, Aitor, Butra, Pablo Cano, Bruno (Raúl, min.73), Pablo Iglesias (Guillermo, min.59), Perujo y Sergio (Bordas, min. 80).

CAYÓN: Manu, Iván (Ganda, min.89), Quintanilla, Bolado, Estrada, Chili, Míchel, Lavín, Besoy (Jesús, min.75), Marcos y Torre (Chema, min.65).

GOLES: 1-0 Perujo (min.87).

ÁRBITRO: David Ruiz Rodiño, amonestó a los locales Sergio, Dosal, Aitor, Guillermo, Pablo Cano y Alberto y al visitante Marcos.

CAMPO: Juan Mª Parés Serra de Cabezón de la Sal, con alrededor de un millar de espectadores.

Texto: Óscar Arcones.

Foto: Perujo en una acción del partido, captada como nadie por @muroderichi




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