Carta de despedida de Pablo Lobeto
24 de Mayo de 2021
Nuestro entrenador en las últimas temporadas se despide de la afición con esta carta que publicamos íntegramente
Agradezco la oportunidad que desde el club que considero mi
casa, el Textil Escudo, me ofrecen para despedirme de mi afición con estas
líneas, marcadas por un profundo sentimiento de orgullo por haber formado parte
de esta entidad en los últimos once años, aportando desde la humildad y el
trabajo duro un pequeño granito de arena que espero que haya servido para
engrandecer aún más la historia del club que nos une. Desde esos primeros años
como entrenador de la cantera hasta que en 2016 recibí la confianza de la
directiva para cumplir con ese sueño, destinado a unos pocos privilegiados, de
ser el entrenador del equipo de mi vida, hemos vivido mucho y hemos disfrutado
aún más.
Aún recuerdo esa reunión con Manolo para ofrecerme unirme a esta gran familia y
conseguir que poco a poco empezara a correr por mis venas esa sangre blanca y
negra y esa unión que quedará para siempre con el Textil Escudo. Gracias a los
que creyeron en mí en ese momento, empecé un camino que sin duda me ha ayudado
a crecer como persona y como entrenador. Echo la mirada atrás y recuerdo mis
comienzos, siendo imposible olvidar a cada grupo de esos que tuve la suerte de
poder dirigir en las categorías cadete o juvenil, porque cada temporada con
ellos estuvo plagada de vivencias, viajes, alegrías y buenos momentos, así que
tengo que dar las gracias a todos y cada uno de esos jugadores que estuvieron
"a mis órdenes", por hacer el esfuerzo de aguantarme aunque no
resultara sencillo para ellos.
Por supuesto tengo que acordarme de Gabi, Hoyos o el Pollo, compañeros que
intentaron enseñarme de fútbol y, aunque me costó un poco, puedo decir con
orgullo hoy que consiguieron más de lo que piensan y que fueron importantes
para ayudarme a evolucionar como entrenador y a tener otra perspectiva de este deporte. No
puedo dejar en el tintero ese esfuerzo pocas veces reconocido de los padres y
familiares de nuestros jugadores de base, esos viajes realizados desde toda la
comarca para los entrenamientos y a toda la región para ayudar a sus hijos a
disfrutar del deporte y adquirir unos valores, creyendo en el fútbol y en el
deporte como vehículo de formación. Es tan importante ese respaldo y esfuerzo
familiar como lo es el esfuerzo de los jugadores para que exista el fútbol
base, ese que nos permite a los entrenadores que empezamos tener oportunidades
para entrenar y disfrutar de nuestra pasión en nuestros inicios.
Quiero dar las gracias por su confianza a la Junta Directiva, tanto a aquellos directivos
que conforman la actual como a los que han formado parte de la misma durante
todas estas temporadas, por ese trabajo tan importante desempeñado en la
sombra, además de por su apoyo para permitirme trabajar en busca de los mejores
resultados. Y no me puedo olvidar de los conserjes, Luis (D.E.P) y Najas, a los
que estoy obligado a agradecer su cariño y que siempre me han hecho ver que
cualquier problema o mal resultado, con una sonrisa siempre es más llevadero: ellos me mostraron "que pase lo que pase, mañana saldrá el sol".
El fútbol es de los futbolistas, así que tengo que agradecer a la plantilla su
profesionalidad, su capacidad de trabajo, su compromiso y su predisposición
para aprender en una temporada tan difícil como esta, con una pandemia de por medio.
Les doy las gracias sobre todo por enriquecerme con sus vivencias e inquietudes
y por hacerme intentar sacar cada día lo mejor de mí para corresponder su
entrega como merecían. También quiero acordarme de todos aquellos que han
formado parte del club en este ciclo y que por un motivo u otro ya no están en
el mismo, mil gracias. Y aprovecho para pedir disculpas a aquellos que
consideran que, por circunstancias, no fui capaz de cumplir con sus
perspectivas deportivas, pero siempre traté de mirar adelante por el bien
común, el del escudo que nos unía.
Solo puedo tener un inmenso sentimiento de agradecimiento para el cuerpo
técnico que me ha acompañado en esta aventura y dar las gracias al fútbol por
haberlos puesto en mi camino. Empiezo por José Ángel, a quien siempre estaré
agradecido por su predisposición absoluta a ayudar y por su gran corazón. Creo
que con el paso del tiempo hasta echaré de menos ese negativismo que por
momentos te pasaba por la cabeza, pero por encima de todo, gracias por ser tan
buena persona. Gracias a Agus, por tu trabajo sucio y por cada kilómetro
recorrido recogiendo para que nunca faltara nada en las tareas, pero sobre todo
por esas palabras de ánimo que siempre tienes para los jugadores antes, durante
y después del partido, porque aunque muchas veces pareciera que no servía de
nada, seguro que los jugadores te lo agradecerán siempre.
Gracias también a las fisios, tanto Cris como Paula, que siempre han intentado
poner a punto a los jugadores, aunque alguno lo ha puesto difícil. A Rober y
Héctor, os doy las gracias por intentar hacerme entender de preparación física
hablando de esos términos que os esforzasteis en explicarme una y otra vez que
os reconozco que, aunque os dijera que sí, jamás lo voy a entender.
Gracias por aportar vuestro granito de arena tanto en las victorias como en las
derrotas y por estar siempre cuando erais necesarios.
Gracias a Pozu por no dudar ni un momento en subirse al barco cuando le pedí
ayuda. Fue un placer trabajar contigo en esos dos años tan intensos, de los que
me llevo tu amistad, que es eterna, pero el mayor placer es saber que estás ahí
siempre y que no falta nunca ese mensaje de ánimo en las malas.
¿Y qué decir de Meno? Es una persona muy especial. Hace muchos años nos
encontramos en el camino y espero poder seguir compartiendo contigo el viaje.
Sobran las palabras para describirte, para agradecer tu fidelidad, tu capacidad
de trabajo, tu pasión por el fútbol y esa capacidad para interpretar el juego y
transmitirlo me hace mejor cada día. Es un placer aprender de tí y haber
compartido alegrías y tristezas.
Un millón de gracias a la afición, por ser fiel tanto en el Juan María Parés
Serra como en los desplazamientos y por mostrar ese apoyo constante a nuestro
equipo. Una pena que este año no hayamos podido disfrutar de muchos partidos
juntos.
Tampoco no me puedo olvidar de los míos, de esos que han aprendido a no
decirme nada inoportuno en las malas, pero que han buscado siempre intentar
sacarme una sonrisa en los momentos delicados. Tanto en la cercanía como en la
distancia se alegran de los éxitos, se nota ese apoyo y eso te hace, sin duda,
ser más fuerte.
Y ahora, once años después, toca poner el punto y aparte a un ciclo en este
club tan intenso y lleno de gratos momentos que siempre perdurarán en mi
recuerdo. Como se suele decir, la vida da muchas vueltas, pero el balón da más,
por lo que estoy seguro de que nos encontraremos en el camino, y allá donde
vaya y sea lo que sea lo que el futuro nos depare, no va a cambiar mi sentimiento hacia estos
colores blanco y negro que, como decía al principio, están en mi ADN. Siempre
seré un aficionado más del club, al que deseo, en todas las categorías, todos
los éxitos posibles.
Pablo Lobeto.