El espíritu comunero del Textil Escudo obliga al máximo al líder

22 de Abril de 2018

El Textil Escudo ofreció una gran imagen y vendió muy cara su derrota (0-2) frente a un líder que no respiró tranquilo hasta el último instante del encuentro.

Por Óscar Arcones

FOTO: Lance del encuentro, captado por Lucía

Mañana 23 de abril Castilla celebra una derrota, acaecida en el siglo XVI y en la que un levantamiento popular estuvo a punto de derrocar el imperio de Carlos I. Finalmente los líderes de esa revuelta, Juan Bravo, Padilla y Maldonado, fueron ajusticiados y la revolución quedó aletargada, pero el espíritu de la misma permanece y desde entonces se recuerda una derrota tan honrosa que dejó en el pueblo el sabor a victoria y la sensación de que unidos y confiados, cualquier cosa era posible.

Durante noventa minutos, la guerra y el fútbol convergen en ciertos términos estrictamente metafóricos, como lo que se refiere al duelo de tú a tú entre dos rivales que buscan ejecutar el plan diseñado en la mente de sus generales que les lleve hasta la victoria. En un bando el todopoderoso líder, a las órdenes de un Pablo Lago que ha sabido convertir la victoria en tradición en las filas gimnásticas, mientras que en el otro bando el espíritu revolucionaro de Pablo Lobeto y su Textil Escudo trataba de reivindicarse una vez más.

El honor y tres puntos en juego en un Juan María Parés Serra lleno hasta la bandera, de fieles gimnásticos y de más fieles escuderos (que rima con comuneros) y Cabezón de la Sal convertida en Villalar, por un juego de fechas, nombres y cronistas historicistas. Palazuelos desde la frontal probó a Alberto, siendo un rato después el protagonista Dani Perujo, con una acción individual en la que fue capaz de plantarse en el área y obligar a Álex a emplearse a fondo.

Poco después el primer mazazo, ese que sirve como demostración de fortaleza del poderoso. El enorme Cagigas aprovechó un centro desde la derecha para cabecear al fondo de la red y situar el 0-1 en el minuto 18, generando unos minutos de dudas en sí mismo de un equipo, el Textil Escudo, que fue sostenido por Alberto Rivero, que se estiró con maestría ante la volea de Perry. Paradón para despertar a su equipo y así el Textil Escudo comenzó a equilibrar el juego, con el centro del campo entrando en acción para que las fuerzas se igualaran, aunque no así el marcador.

Pablo Cano algo escorado en banda estuvo a punto de aprovechar una larga jugada liderada por Perujo, en combinación con Sergio y Jony, pero el disparo del cabezonense se marchó por encima del larguero, así que al descanso se llegó con 0-1 y la necesidad de levantarse en armas para romper el partido y así creer y contagiar al pueblo, que en la segunda vuelta siempre ha visto a su equipo dar la cara y sacar resultados positivos en su mayoría.

No hicieron falta discursos ni palabras para que la conjunción entre afición y jugadores surtiera efecto, solo hizo falta comprobar la entrega sobre el césped del Juan María Parés Serra de los once guerreros del Textil Escudo para que varios centenares de espectadores creyeran y otros muchos (los que estaban de visita), empezaran a pensar que sumar de tres en Cabezón no era nada fácil.

Perujo disparó fuera por bajo y tampoco cogió puerta Sergio Alechiguerra, pero la sensación de peligro rondaba más por el área de Álex que por el de Alberto, aunque un cabezazo de Luis Alberto rozando el poste mostró que había que extremar la precaución para que el líder no ejecutara las ilusiones locales. Mediado el segundo periodo llegó el mejor momento del Textil Escudo, en el que se sucedieron las ocasiones y en el que el meta gimnástico se convirtió en salvador. Primero tapó muy bien en una salida ante Perujo tras un extraordinario envío de Sergio, parando después con acierto a disparos de Jonny y Pablo Cano desde dentro del área.

Pese a la envergadura de la zaga visitante, Jonny también pudo cabecear en un córner y Álex volvió a despejar, dejando un balón muerto durante décimas de segundo convertidas en horas, en las que el pueblo cabezonense levantado en armas trató de empujar el balón en un ejercicio conjunto de telequinesis que se acabó con el despeje de un zaguero gimnástico. Siguió creyendo el Textil Escudo y puso cerco a la meta visitante, pero los riesgos cada vez mayores no se traducían en oportunidades tan claras.

El partido se puso más brusco y cada lance parecía la más grave de las afrentas para los seguidores de uno y otro bando, pero la sangre nunca llegó al río. Aitor sacó bajo palos un remate en el 84 y en la recta final fue Pablo Iglesias el que buscó el empate, con un cabezazo tras córner que se marchó rozando el poste. La Gimnástica sufría ante el empuje del Textil Escudo, arañando segundos como podían para que el partido concluyera y sumaran los tres puntos. El asedio fue tal que en el 94 los diez jugadores locales se convirtieron en delanteros, lo que motivó una contra en la que Barbero sentenció para liberación del líder, que celebró como pocas veces un tanto.

Esa celebración sirve para engrandecer la labor de un Textil Escudo que luchó para caer con honor, con el espíritu comunero corriendo sin saberlo por sus venas y con el orgullo latente de un equipo capaz de creer, de ser, estar y competir hasta el último instante sin dejarse nada dentro. Y Cabezón de la Sal se lo agradeció, ovacionando a los suyos como si de una victoria se tratase, porque a veces el resultado no es tan importante como lo que se vive en el fragor de la batalla.

TEXTIL ESCUDO: Alberto, Edgar, Dosal, Adri, Aitor, Butra, Jonny, Pablo Cano, Bordas (Pablo Iglesias, min.67), Sergio y Perujo.

GIMNÁSTICA DE TORRELAVEGA: Alex, Fer, Camus, Luis Alberto, Cote, Víctor, Perry (Javito, min.71), Palazuelos, Nacho Rodríguez (Barbero, min.74), Cagigas y Fermín (Nacho González, min.90).

GOLES: 0-1 Cagigas (min.18); 0-2 Barbero (min.94).

ÁRBITRO: Héctor Gándara Gutiérrez. Amonestó a Edgar, Adri y Dosal, del Textil Escudo y a Perry, Fermín, Víctor, Camus y Barbero, de la Gimnástica de Torrelavega.

CAMPO: Juan María Parés Serra de Cabezón de la Sal, lleno con un millar de espectadores.